Las tuberías de fibrocemento se fabricaron e instalaron para el transporte de agua potable hasta finales del siglo XX. Tienen una baja resistencia a la flexión y pueden dañarse en condiciones de congelación y descongelación durante un largo periodo de tiempo.

Además, el estado de las tuberías de fibrocemento pueden deteriorarse debido a la cal disuelta en agua desde el interior o a los suelos calcáreos que atacan desde el exterior. Por lo general, estas tuberías están en buenas condiciones para soportar las cargas del terreno, pero las juntas entre las tuberías pueden tener fugas o una capacidad reducida para soportar la presión interna. Dependiendo de la normativa local, la rehabilitación sin zanja puede ser una solución económica en comparación con la excavación y sustitución. Mientras que el coste de eliminar el material peligroso de las tuberías aumenta considerablemente el coste total del proyecto, mediante los métodos sin zanja se dejan las tuberías prácticamente intactas.

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